¿Cómo debe ser un buen maquillador o maquilladora profesional?

Cualquier persona que decida dedicarse profesionalmente al mundo del maquillaje deberá ser conocedora de que va a prestar unos servicios de manera retribuida y, por lo tanto, la calidad de su trabajo debe ser la máxima posible.

La calidad con la que un maquillador o maquilladora profesional realiza un trabajo dependerá, en primer lugar, de su propia habilidad y experiencia, y, en segundo lugar, de la formación recibida y conocimientos adquiridos. Este segundo punto es algo que puede lograrse escogiendo un centro de formación certificado en el que se impartan los cursos correspondientes con sus pertinentes prácticas y exámenes.

Sin embargo, las cualidades del primer punto son más dependientes y propias de cada individuo. En cualquier caso, no se trata de aspectos limitantes que puedan impedir a cualquier persona que decida dedicarse al maquillado profesional enfocar su vida laboral a ello, tan solo basta con identificar aquellos aspectos en los que uno/a mismo/a puede verse limitado/a e intentar pulirlos y mejorarlos. Se debe recordar que un profesional se hace a sí mismo a base de trabajo, esfuerzo y dedicación, por lo tanto, no debe existir ningún impedimento para ninguna persona que desee convertir en su trabajo aquello que le apasiona.

Cualquier persona que se dedique profesionalmente al maquillado deberá reunir las siguientes características:

Orden y limpieza: Dos de los aspectos más importantes que se precien en cualquier profesional, sea cual sea su ámbito de trabajo, son el orden y la limpieza. El maquillado profesional es una profesión en la que se deben emplear decenas de productos durante un mismo trabajo. El orden a la hora de clasificarlos, repartirlos y ubicarlos repercutirá de manera directa en la eficiencia del trabajo realizado, es decir, cuando en todo momento se tenga conocimiento de donde se encuentra un determinado producto, menor será el tiempo empleado para realizar este trabajo. No se debe olvidar nunca que el proceso de maquillado es el paso previo a una determinada actividad la cual, generalmente, se debe realizar a una hora determinada, por lo tanto, el tiempo empleado para este proceso no debe nunca excederse más allá del establecido.

En segundo lugar, gran parte de los productos empleados son susceptibles de producir manchas, tanto en la ropa como en cualquier otro material o superficie que se encuentre alrededor. Ofrecer una imagen de limpieza y pulcritud serán un valor añadido a la labor profesional realizada.

Cierta capacidad artística: Como se puede imaginar, aplicar una serie de productos sobre la piel con el fin de obtener diversos resultados, como pueden ser que esta luzca un mejor aspecto, que adquiera una tonalidad determinada, que ofrezca una sensación concreta al mirarla… requiere cierta capacidad artística, ya que cada persona que se deba maquillar será diferente y buscará un objetivo distinto a la anterior.

Profesionalidad: Como su propio nombre indica, un maquillador o maquilladora profesional son eso mismo, profesionales, y como tales deben mostrar una imagen seria y comprometida en todo momento, cuidar la puntualidad y el trato con el cliente en el momento de acordar el trabajo a realizar, y responder de manera adecuada ante cualquier problema que pueda surgir.

Una de los aspectos más importantes que debe cuidar cualquier trabajador, sea cual sea su ámbito laboral, y ya sea un trabajador autónomo o asalariado, es su imagen profesional. Un trabajo bien realizado en numerosas ocasiones puede no compensar una falta de puntualidad, una mala contestación, o una variación de presupuesto no acordada.

Simpatía: El trabajo de maquillador o maquilladora profesional requiere pasar un tiempo determinado con el cliente. Ofrecer una imagen de profesionalidad no está reñido con mostrar simpatía y cercanía hacia la persona con la que estamos trabajando.

Un trato agradable y cercano puede suponer que el cliente quede satisfecho tanto por el trabajo realizado como por el buen momento que ha pasado con la persona a la que ha contratado.

Tacto: Cada cliente con el cual se deba trabajar será diferente al anterior, y, por lo tanto, cada situación personal variará de una persona a otra. Se debe tener la capacidad de adaptarse a cada situación y empatizar con la persona que se tiene delante. En un gran número de ocasiones, esta persona deberá realizar un acto público, un primer trabajo nunca antes realizado, o una importante charla; por lo tanto, se puede encontrar nerviosa, alterada, triste o sentir cualquier otra sensación la cual requiera unas palabras tranquilizadoras y comprensivas.

Formación adecuada: Por último, uno de los puntos que pueden marcar la diferencia entre buenos maquilladores y el resto es el hecho de haber contado con una formación adecuada, exigente y de calidad, con sus correspondientes ejercicios prácticos y exámenes, de manera que los conocimientos adquiridos adquieren un elevado valor, tanto por el hecho de haber aprendido de personas profesionales del sector, como por contar con un título que cualifica ante cualquier cliente que la capacidad para realizar el trabajo solicitado está contrastada.